Ícono del sitio Punto Crítico

Sergio Sarmiento: México y Dinamarca

Sergio Sarmiento

“Algo está podrido en el estado de Dinamarca”.

Hamlet (William Shakespeare)

Duele el video de una familia desesperada que llega con un paciente enfermo a las puertas del hospital Magdalena de las Salinas del IMSS y al cual se le niega el acceso. Los familiares tratan de reanimarlo mientras suplican y ruegan, gritando que no tiene covid, ya que esta es la razón aparente por la que no se le admitió. Al final el paciente, de 48 años, muere a las puertas del nosocomio. No son imágenes que uno pudiera esperar en Dinamarca.

El director general del IMSS, Zoé Robledo, ha dicho que el caso será investigado, pero antes siquiera de empezar la investigación sentencia: “Se puede pensar que esto es producto de la saturación de los hospitales, no es así. En ese lugar, en ese momento, había muchos pacientes en urgencias que acudían por algún accidente”.

México nunca ha tenido un buen sistema de salud pública. De hecho, este se ha venido deteriorando en los últimos años, en buena medida porque el gobierno le ha dedicado cada vez menos recursos. En 2012 y 2013 el gasto público en salud alcanzó un nivel de 2.9 por ciento del producto interno bruto, pero el gobierno de Enrique Peña Nieto lo bajó gradualmente hasta 2.5 por ciento en 2018. Sin importar el discurso populista, Andrés Manuel López Obrador lo ha mantenido en 2.5 por ciento en 2019 y 2020 (Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, A.C., CIEP). En Dinamarca, el gasto público en salud es de 9 por ciento del PIB (Our World in Data), pero el PIB per cápita seis veces mayor (Worldometer).

En mayo de 2019 el presidente López Obrador ofreció: “Vamos a tener un sistema de salud como el que tienen en Dinamarca, como el que tienen en Canadá, porque no es un problema de presupuesto, es un problema de corrupción”. En enero de 2020 prometió: “El 1ro de diciembre de este año va a estar funcionando el sistema de salud pública con normalidad. como en Dinamarca”. Pero ese paraíso no ha llegado. Lo único que ha hecho el mandatario es decretar que los servicios y medicamentos sean “gratuitos”; pero esto, en lugar de mejorar las cosas, las ha empeorado.

En la vida, por supuesto, nada es gratis. En el caso de la salud pública, la decisión es cómo pagar los costos. El gobierno de López Obrador ha tomado la decisión de financiar el sistema solo con impuestos, como en Dinamarca, lo cual es válido, pero no está aportando los recursos necesarios para un buen servicio. A los institutos de salud, por ejemplo, les prohibió recibir aportaciones de pacientes y familias, pero no les ha dado dinero para compensar lo que dejaron de recabar.

No solo el monto es importante, también el uso adecuado de los recursos. Quizá el sector público no ha recortado la cantidad que dedica a la compra de medicamentos, pero el desmantelamiento del sistema de compras consolidadas del IMSS, que se entregó a la Oficialía Mayor de Hacienda, ha provocado una mayor escasez de medicamentos. El rechazo a usar las empresas profesionales de distribución de medicamentos también ha resultado dañino. Hemos llegado al extremo de encargar al ejército, sin experiencia en esta labor, la distribución de las vacunas para el covid-19.

La eficacia es igualmente relevante. La Secretaría de Salud, que no ha acabado todavía de vacunar al personal de salud, ya ha inoculado a maestros de Campeche y a miembros de esa falange política de la 4t conocida como los Servidores de la Nación. Además, abrió una página de internet para que los mayores de edad se registren, para cuando haya vacunas. Solo que la página se cayó de inmediato. Seguro hay algo podrido. en Dinamarca.

Contrastes

¡Qué contrastes!, comenta la periodista Guadalupe Juárez. Por un lado, la 4t detiene a Mario Marín por la tortura de Lyidia Cacho en 2005; por el otro, postula a Félix Salgado Macedonio, acusado de violación, al gobierno de Guerrero.

Twitter: @SergioSarmiento

Agencia Reforma

Te interesa:

Salir de la versión móvil