Ayer, un grupo de 600 personas, de cinco sindicatos, fueron contratados para asaltar la fábrica cementera Cruz Azul, por lo que el presidente del Consejo de Administración de la cooperativa, Federico Sarabia Pozo, consideró que la amenaza sigue y pidió la intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador para evitar una tragedia.

Sarabia denunció en conferencia de prensa que los ataques del grupo disidente para tomar la planta han ido creciendo en violencia.

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Aseguró que para el ataque que fue frustrado ayer, iba a utilizarse armamento pesado, por lo que agradeció que las autoridades los hayan contenido y con ello evitado una masacre.

Sarabia acusó que el asunto es que los disidentes están totalmente fuera de lo legal y buscan hacerse del control de la planta que es la fábrica insignia, por la fuerza.

“Porque por los amparos que tenemos no pueden tomar posesión de la planta legalmente. Tienen que hacerlo, quieren hacerlo vía grupos de choque, grupos de elite. Estos que venían ayer, era un grupo de élite, con armamento pesado que si llegan a usar en el momento en que las familias estaban protegiendo los accesos hubiera sido una masacre”, dijo.

Los disidentes, destacó, siguen difundiendo rumores de que regresarían hoy o en días subsecuentes lo que no duda porque tienen capital para hacerlo e invierten millones para seguir molestando y generando psicosis para que la gente se canse.

Al menos 150 de las personas que fueron contratadas para atacar a los cooperativistas forman parte del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte y la Construcción Lázaro Cárdenas, a quienes se les ofreció un pago de 500 a 600 pesos por persona, reveló Sarabia.