El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi ha muerto este lunes a los 86 años.

El líder de Forza Italia y fundador de Mediaset había regresado a San Raffaele el pasado viernes, tras una larga estancia hospitalaria -de 45 días- que terminó hace unas semanas, a causa de una neumonía y una leucemia mielomonocítica.

Por la mañana, su hermano Paolo y sus hijos se habían trasladado rápidamente al hospital, donde ya se encontraba Marta Fascina.

Hasta la clínica se habían desplazado este lunes por la mañana varios miembros de su familia, incluidos sus cinco hijos y su hermano Paolo.

Eso levantó todas las alarmas sobre su estado de salud, que empeoró durante la pasada noche. Paolo y la primogénita de Berlusconi, Marina, fueron los primeros en llegar en torno a las 9.30 horas al centro médico, donde se unieron a su compañera, Marta Fascina, 53 años más joven que él.

Después llegaron sus otros hijos, Eleonora, Barbara, Pier Silvio y Luigi.

En los últimos días, también había recibido el apoyo de representantes de la política italiana, especialmente de sus socios en el Gobierno.

El cuerpo se ha trasladado a Arcore, donde se celebra desde hoy la capilla ardiente privada y mañana la pública en Mediaset.

Luto nacional por Berlusconi

El funeral de Estado se celebrará el miércoles en el Duomo de Milán. Además, Italia ha decretado luto nacional hasta el miércoles.

Algunos seguidores se han congregado a las puertas del hospital, con mensajes de recuerdo y con banderas italianas y de su partido, Forza Italia.

Berlusconi —que alguna vez fue cantante de cruceros— usó sus cadenas de televisión y su riqueza inmensa para lanzar su larga carrera política, inspirando tanto lealtad como aversión.

Su partido político Forza Italia es socio de coalición con el actual primer ministro Giorgia Meloni, una líder de extrema derecha que llegó al poder el año pasado, pese a que nunca ocupó ningún cargo en el gobierno.

Su amistad con el presidente ruso, Vladímir Putin, lo puso en desacuerdo con Meloni, un firme partidario de Ucrania. En su cumpleaños 86, mientras la guerra arreciaba, Putin le envió sus mejores deseos y vodka a Berlusconi, y el italiano se jactó de haberle regresado el favor devolviéndole vino italiano.

Otro exprimer ministro, Matteo Renzi, recordó el legado divisivo de Berlusconi con un tuit: “Silvio Berlusconi hizo historia en este país. Muchos lo amaban, muchos lo odiaban. Todos deben reconocer que su impacto en la vida política, pero también económica, deportiva y televisiva, no tiene precedentes”.

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