Un atentado suicida sacudió un mitin político en las afueras de Khar, la capital del distrito de Bajur en Pakistán, dejando un saldo trágico de al menos 40 personas muertas y más de 100 heridas.

El evento estaba siendo llevado a cabo por el partido islámico radical Jamiat Ulema-e-Islam (JUI-F), de Maulana Fazlur Rehman, con vistas a las elecciones que se celebrarían a finales de año en Pakistán.

El hecho ocurrió cuando más de 400 miembros y simpatizantes del partido se habían reunido para escuchar los discursos de los líderes políticos en la convención de trabajadores. De repente, una fuerte explosión proveniente de una bomba detonada por un atacante suicida sumió al lugar en el caos y la desesperación.

Las imágenes del lugar de la explosión que circularon en las redes sociales mostraban cuerpos esparcidos y voluntarios desesperados ayudando a las víctimas ensangrentadas a subir a las ambulancias.

Mohammad Wali, un testigo presente en el mitin, describió el momento como aterrador: “Estaba cerca del dispensador de agua cuando la bomba explotó y me arrojó al suelo. Vinimos a la reunión con entusiasmo, pero terminamos en el hospital viendo a los heridos llorando y a los familiares sollozando trayendo los cuerpos de sus seres queridos”.

El jefe local del partido, Maulana Ziaullah, se encuentra entre los fallecidos, mientras que el senador Abdur Rasheed y la ex legisladora Maulana Jamaluddin, quienes también estaban presentes en el escenario, salieron ilesos. Se informó que el líder del partido, Maulana Fazlur Rehman, no estaba presente en el mitin durante el momento del ataque.

Hasta el momento, ningún grupo ha asumido la responsabilidad del atentado, pero las sospechas apuntan hacia el Estado Islámico, que opera al otro lado de la frontera en Afganistán.

La región de Bajur ha sido históricamente un refugio seguro para milicianos islámicos, aunque en los últimos años el ejército paquistaní ha llevado a cabo operaciones para eliminar la militancia en la zona tribal. Sin embargo, los extremistas aún perpetran ataques frecuentes contra fuerzas de seguridad y civiles.

El país ha sido testigo de una serie de actos violentos perpetrados por grupos militantes durante el año, incluido el Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP), que anunció el fin del alto al fuego con el gobierno de Islamabad a fines del año anterior.

Un informe publicado a principios de julio por el Instituto de Estudios de Seguridad y Conflictos de Pakistán reveló que durante la primera mitad de este año se produjeron 271 ataques de milicianos armados en los que 389 personas perdieron la vida y otras 656 resultaron heridas. Estas cifras representan un aumento significativo en comparación con el mismo período del año anterior, cuando Pakistán sufrió 151 ataques con un saldo de 293 muertos y 487 heridos.

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