El empresario Íñigo Arenas Saiz perdió la vida tras una noche que comenzó con un excesivo consumo de alcohol en el Club Nocturno Black Royce, ubicado en el Estado de México. Fue encontrado muerto en la zona VIP del club el pasado domingo 6 de agosto alrededor de las 5:59 horas.

Según la versión oficial presentada por la Fiscalía del Estado de México, Íñigo Arenas habría sido persuadido por un grupo de personas que trabajaban en el club, incluyendo cuatro mujeres y dos hombres, a consumir una cantidad considerable de alcohol.

El informe detalla que en la planta baja del establecimiento, cuatro mujeres identificadas como Aritzi Abril “N”, Ana Karen “N”, Cecilia “N” y Ana Karen “N N” habrían solicitado varias bebidas, a las cuales supuestamente se les añadió una sustancia que aún está bajo investigación. Posteriormente, alrededor de las 4:59 horas, estas mismas mujeres, acompañadas por Eduardo “N”, el capitán de meseros, habrían convencido al empresario para subir a la zona VIP.

Dentro de esta zona exclusiva, Íñigo Arenas pagó un total de 40 mil pesos por la adquisición de cuatro botellas de alcohol valoradas en 10 mil pesos cada una. El cargo fue registrado en su tarjeta bancaria a las 5:07 horas del mismo día. La combinación de este consumo excesivo con las bebidas previas, sumado a una sustancia desconocida que se le suministró, parece haber tenido consecuencias fatales.

Poco después de menos de una hora en la zona VIP, una de las meseras alertó que el empresario presentaba un color “morado” y manifestaba sentirse mal. El personal del establecimiento intentó proporcionarle primeros auxilios antes de llamar a los servicios de emergencia. Sin embargo, estos esfuerzos resultaron en vano, ya que Íñigo Arenas fue declarado muerto en el lugar.

La necropsia practicada como parte del protocolo de investigación reveló que la causa de la muerte fue catalogada como “asfixia mecánica”, específicamente debido a una “oclusión de vías respiratorias” causada por su propio vómito. Se menciona además que sustancias químicas presentes en su organismo habrían “limitado su conciencia”, contribuyendo así a su fallecimiento.

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