Cada 21 de septiembre, el mundo conmemora el Día Mundial del Alzheimer, una fecha destinada a aumentar la concienciación sobre esta enfermedad neurodegenerativa y sus efectos en millones de personas en todo el mundo.

En esta nota, exploramos el origen y las implicaciones de este día, además de proporcionar datos clave sobre la prevalencia del Alzheimer en México y en el mundo, así como los síntomas que deben alertarnos a buscar ayuda médica.

Origen del Día Mundial del Alzheimer

El Día Mundial del Alzheimer se instauró en 1994, gracias a la iniciativa de la organización Alzheimer’s Disease International (ADI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La fecha elegida, el 21 de septiembre, coincide con el aniversario de la fundación de ADI. Su objetivo principal es sensibilizar a la sociedad sobre el Alzheimer y desafiar los estigmas y mitos que rodean a esta enfermedad.

Implicaciones y objetivos

El Día Mundial del Alzheimer busca:

Concienciación Pública: Informar al público sobre el Alzheimer, sus síntomas y su impacto en las personas y sus familias.

Apoyo a Pacientes y Cuidadores: Reconocer a quienes viven con Alzheimer y a sus cuidadores, resaltando la importancia de su labor y brindando recursos y apoyo.

Promoción de la Investigación: Fomentar la investigación sobre el Alzheimer para encontrar tratamientos efectivos y, en última instancia, una cura.

Prevalencia del Alzheimer en México y el mundo

El Alzheimer es una enfermedad que afecta a nivel global. Según la OMS, se estima que a nivel mundial hay aproximadamente 50 millones de personas que viven con Alzheimer y otras demencias.

En México, se calcula que más de 1.6 millones de personas padecen esta enfermedad, y se espera que esta cifra siga aumentando debido al envejecimiento de la población.

Síntomas a los cuales prestar atención

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento de quienes la padecen.

Algunos de los síntomas iniciales a los que debemos prestar atención incluyen:

  • Pérdida de memoria: Dificultad para recordar información reciente o importantes eventos de la vida.
  • Desorientación temporal y espacial: Pérdida de la noción del tiempo y del lugar.
  • Dificultad para Realizar tareas cotidianas: Problemas para llevar a cabo tareas habituales como vestirse o cocinar.
  • Cambios en el lenguaje: Dificultad para encontrar las palabras adecuadas o mantener una conversación coherente.
  • Cambios en el comportamiento y personalidad: Alteraciones en el comportamiento, como la irritabilidad o la apatía.
  • Pérdida de iniciativa: Falta de interés en actividades previamente disfrutadas.

Cualquier persona que experimente estos síntomas o tenga serias preocupaciones sobre la memoria o el funcionamiento cognitivo debe buscar atención médica. Un diagnóstico temprano puede ayudar a gestionar los síntomas y planificar el futuro.

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