En una noche de nervios y tensión, la selección mexicana de fútbol logró superar un desafío complicado ante Honduras para confirmar su participación en la Copa América del próximo año. Los organizadores del torneo solicitaron a los equipos de la Concacaf disputar una eliminatoria previa, y México, que inicialmente consideraba a Honduras como un rival accesible, se vio sorprendido con una derrota en el partido de ida (2-0).

La vuelta, celebrada en el mítico estadio Azteca, se convirtió en un enfrentamiento tenso y emocionante. Después de 120 minutos llenos de oportunidades perdidas y una férrea defensa hondureña, México logró darle la vuelta en la tanda de penaltis (2-2 en el global, 4-2 en los tiros).

El equipo mexicano abrió el marcador en el minuto 43 con un tiro libre magistral de Luis Chávez, pero las expectativas de una remontada fácil se disiparon rápidamente. A pesar de numerosas oportunidades creadas, incluido un remate claro de Julián Quiñones que se fue desviado, México no pudo encontrar la puntería necesaria para sentenciar el partido en el tiempo reglamentario.

El arquero hondureño Edrick Menjívar se erigió como una muralla infranqueable, resistiendo los intentos desesperados de los mexicanos por marcar. En la agonía del tiempo extra, Edson Álvarez anotó un gol caótico que envió el partido a la tanda de penaltis.

Honduras, que tuvo que afrontar la expulsión de Maldonado y quedarse con 10 jugadores, vio cómo sus esperanzas se desvanecían en la tanda de penaltis, donde México tuvo mejor fortuna. El resultado deja a la Federación Mexicana de Fútbol con emociones encontradas, mostrando la resiliencia del equipo pero también señalando áreas de mejora evidentes.

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