El Día de Acción de Gracias, una festividad arraigada en Estados Unidos, Canadá y otros países, se caracteriza por su cena copiosa con el pavo asado como plato central. Pero, ¿cuál es el origen de esta celebración y por qué el pavo ocupa un lugar destacado en la mesa?

El origen del Día de Acción de Gracias

El Día de Acción de Gracias tiene sus raíces en la Inglaterra posterior a la Reforma Anglicana en 1534, cuando se instauraron celebraciones para agradecer eventos considerados señales de gracia divina, como buenas cosechas o victorias militares.

Aunque no tenían fechas fijas, solían celebrarse en otoño, marcando el final de la cosecha. La referencia más conocida es el banquete de Plymouth en 1621, donde colonos ingleses agradecieron a los nativos Wampanoag por su ayuda.

Cuatro orígenes para una fiesta

Múltiples teorías compiten por el título de “primer Día de Acción de Gracias oficial”, destacando celebraciones en Virginia, Canadá y Florida.

En 1789, George Washington lo elevó a fiesta nacional, estableciendo su fecha en el cuarto jueves de noviembre. Aunque Plymouth es icónico, otras regiones reclaman su propio protagonismo en la historia de esta festividad.

¿Por qué la importancia del Pavo?

La elección del pavo como plato principal es pragmática. En condiciones precarias, los colonos preferían sacrificar aves sobre ganado debido a su reproducción más rápida y menor costo de crianza.

Los pavos, con más carne que pollos o patos, permitían alimentar a más personas sacrificando menos animales.

La tradición del perdón presidencial al Pavo

La tradición de “perdonar” a un pavo llevado a cabo por presidentes estadounidenses tiene un origen peculiar.

En el siglo XIX, granjeros regalaban pavos al presidente, dando lugar a competiciones para ser seleccionados.

El “perdón presidencial” se popularizó gracias a Eleanor Rosalynn Carter, quien canalizó pavos no seleccionados a granjas-zoo para fines terapéuticos. Esta práctica se convirtió en una tradición pública oficializada en la administración de Ronald Reagan.

Aunque estos pavos “perdonados” pueden vivir un poco más, su raza propensa a problemas de salud limita su esperanza de vida.

La tradición, aunque simbólica, refleja la conexión histórica de Acción de Gracias con la comida y las peculiaridades culturales que la rodean.

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