La religión católica se prepara para adentrarse en la Cuaresma, un período de 40 días que antecede a la celebración de la Pascua.

Este tiempo de reflexión y preparación espiritual conmemora tanto los 40 años que el pueblo de Israel pasó en el desierto rumbo a la tierra prometida como los 40 días que Jesús dedicó antes de iniciar su vida pública.

Según la Iglesia Católica, la Cuaresma representa un período de fatiga, lucha, sed, hambruna y cansancio, reflejando las dificultades vividas por el pueblo elegido de Israel en su travesía hacia la tierra prometida.

Asimismo, simboliza los días que Jesús pasó en el desierto antes de comenzar su misión pública.

Este año, la Cuaresma dará inicio el 14 de febrero con el Miércoles de Ceniza. En esta jornada, los creyentes, además de participar en la imposición de ceniza, inician un tiempo de abstinencia y ayuno.

Los viernes durante la Cuaresma, se observa la tradición de abstenerse de consumir carne y de practicar actos de penitencia, como evitar egoísmos, vanidades, orgullos, entre otros.

El período culminará el jueves 28 de marzo, marcando la transición hacia los días santos. La Cuaresma, más allá del ayuno y la abstinencia, se erige como un tiempo de reflexión y renovación espiritual, preparando a los fieles para la celebración de la Pascua, el Domingo de Resurrección del Señor.

La Cuaresma ofrece a los creyentes la oportunidad de introspección, arrepentimiento y acercamiento a la fe. Este periodo litúrgico no solo recuerda eventos bíblicos cruciales, sino que también invita a una práctica espiritual más profunda como preparación para la celebración central del cristianismo, la Resurrección de Cristo.

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