Hoy se cumplen dos décadas desde el peor ataque ocurrido en España. El 11 de marzo de 2004, 192 personas perdieron la vida y más de 1800 resultaron heridas en 11 explosiones que sacudieron trenes en las estaciones de Atocha, la calle Téllez, El Pozo y Santa Eugenia.

La última víctima falleció en 2014 tras pasar 10 años en coma.

El 3 de abril, la policía localizó a 7 autores de los atentados en un piso de Leganés. Estos se suicidaron con una explosión que causó la muerte de un agente, sumando la víctima 193.

Atocha, El Pozo, Santa Eugenia, son nombres de estaciones que desde aquel día recuerdan la tragedia provocada por terroristas yihadistas.

Centenares de profesionales y voluntarios colaboraron en el rescate y en la atención a las víctimas. Detrás de cada uno de ellos, hay una historia de vida, un relato que, en muchos casos, quedó truncado o condicionado por los atentados para siempre.

El ‘shock’ llevó a la acción solidaria en Madrid. Bomberos, sanitarios y policías, junto con la comunidad, respondieron con rapidez y solidaridad ante la tragedia.

Si normalmente en Madrid se recogen 500 o 600 bolsas de sangre al día, los días 11 y 12 de marzo de 2004 se recolectaron más de 5 mil.

La lluvia no impidió que el 12 de marzo de 2004 los españoles salieran a las calles en numerosas ciudades. Una riada humana, 11 millones según la Policía, tomó las calles de toda España desde primeras horas de la tarde.

En Madrid, más de 2 millones de personas se unieron en una demostración de duelo.

La Comunidad de Madrid ha inaugurado un nuevo espacio de recogimiento y homenaje a las víctimas en la estación de Atocha, recordando a los fallecidos y heridos en este acto de terror.

El monumento del 11M en Atocha ha sido desmontado para obras, siendo reemplazado por este nuevo memorial diseñado con la opinión de las víctimas.

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