En su reaparición en la conferencia mañanera tras superar el Covid-19, el Presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que seguirá sin usar cubrebocas; además, señaló que si se contagió fue por que tenía que trabajar.

“No, no, ahora ya además de acuerdo a lo que dicen los médicos no contagio. No (lo voy a usar), respeto mucho al doctor Gatell y ha ayudado mucho a conducir este proceso”, dijo López Obrador en conferencia.

El Presidente regresó este lunes a sus conferencias mañaneras en Palacio Nacional, ataviado con traje y corbata y caminar lento, tras 14 días de confinamiento por contagio de Covid-19.

El político tabasqueño regresó a su tribuna del Salón Tesorería, luego de 10 conferencias de prensa encabezadas por la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

López Obrador ya prepara su primera gira de trabajo, que puede realizarse el domingo 14 de febrero, en Cuilápam, Oaxaca, donde pretende encabezar un acto cívico en honor a Vicente Guerrero.

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El confinamiento de López Obrador

Durante su confinamiento, López Obrador apareció en tres fotografías, dos videos y una caminata por el jardín botánico de Palacio.

En las primeras imágenes, a un día de confirmar su contagio, posó sentado en su escritorio, con el rostro hinchado y una sonrisa casi forzada.

Lo hizo para informar sobre la llamada que sostuvo con el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, para hablar sobre el envío de la vacuna Sputnik V a México.

En el caso de los dos videos, el primero lo usó para acallar rumores sobre la supuesta gravedad de su estado de salud. El segundo, para informar que había dado negativo en una prueba de antígenos y realizar una “prueba de esfuerzo” ante las cámaras mientras bajaba las escaleras de Palacio Nacional.

Las publicaciones generaron polémica por el vendaje en su mano derecha, que hacía intuir que le fueron administrados medicamentos por vía intravenosa. Pero también por el posible uso de un monitor de signos cardiacos que se pudo apreciar, instalado en su cintura, por debajo del saco.

Durante el confinamiento del Presidente, el Gobierno federal ofreció datos mínimos sobre la evolución de su estado de salud. El discurso se centró, de principio a fin, en asegurar que se encontraba bien, optimista, de buen humor y trabajando.

Se dejó en claro que nunca dejó de ejercer las funciones de jefe del Ejecutivo federal.

Febrícula y reportes de leves dolores de cabeza, confesados por el tabasqueño tras la insistencia de los médicos, fueron los únicos síntomas reportados. De hecho, durante una conferencia de prensa, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, declaró asintomático al político hipertenso, de 67 años, que sufrió un infarto al miocardio en 2013.

Según López-Gatell, Sánchez Cordero y el Canciller Marcelo Ebrard, López Obrador trabajó a la distancia, pero con intensidad. Sostuvo reuniones y llamadas telefónicas con su equipo, sobre todo, para definir los temas que serían difundidos en la mañanera y apurar las negociaciones que permitirán el abasto de vacunas para prevenir Covid.

Mientras enfrentaba los estragos del contagio, el Presidente estrenó su facultad de iniciativa preferente con el Congreso de la Unión.

Envió una iniciativa de reforma en materia de energía eléctrica que ha sido descalificada ante el riesgo de que pueda elevar el precio del servicio y atentar contra la competencia en el mercado, otorgando el monopolio a la CFE.

En ese periodo, también se publicó, en la revista The Lancet, el estudio de Fase 3 de la vacuna rusa Sputnik, de la que podrían llegar a México 2.4 millones de dosis.

Agencia Reforma