Actualmente no hay indicio alguno de que los 43 estudiantes desaparecidos en la Normal Rural de Ayotzinapa, desaparecidos hace casi ocho años, se encuentren con vida, indicó el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas.

“No hay indicio alguno de que los estudiantes se encuentran con vida, por el contrario, todos los testimonios y evidencias acreditan que éstos fueron arteramente ultimados y desaparecidos”, dijo.

El funcionario ofreció una conferencia de prensa desde el Salón Tesorería del Palacio Nacional para dar a conocer el informe de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del caso Ayotzinapa.

Encinas dijo que tuvo una reunión en febrero pasado en Tel Aviv, Israel, con Tomás Zerón, quien fuera titular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y acusado de prácticas de tortura hacia los estudiantes, a quien se le ofreció un criterio de oportunidad, que no aceptó.

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Ejercito tenía un infiltrado entre los 43 que pudo cambiar la historia

Encinas reveló que la Sedena infiltró a un soldado en la Normal de Ayotzinapa para informar sobre las acciones de los estudiantes en septiembre de 2014 y señaló la inacción del Ejército para buscar a su elemento y a los 43 tras su desaparición.

“Desde el momento en que se estaban haciendo los preparativos de la movilización de los estudiantes, de cara al 2 de octubre, todas las autoridades estatales, municipales y federales estuvieron realizando el seguimiento y las acciones de los estudiantes. Tan es así que impidieron la toma de los autobuses, pero además la Secretaría de la Defensa Nacional tenía dentro de la Normal al soldado Julio César López, quien estaba realizando informes para la Secretaría de la Defensa Nacional dentro de la Normal.

“Era el responsable de informar de lo que aconteció en las asambleas de la Normal y de las movilizaciones de los estudiantes e incluso estaba informando de los actos preparatorios de la marcha del 2 de octubre. Este soldado estaba bajo el mando del Teniente de infantería Marcos Macias Barbosa del 27 Batallón”, explicó.

Los reportes del soldado cesaron el día de la desaparición de los 43 y la Sedena no actuó para hallarlo como lo marca su protocolo de desapariciones militares; de haberse hecho, dijo Encinas, hubiera habido una acción inmediata en la búsqueda también de los 43 normalistas.

“Se confirma que los mandos militares de la región no realizaron acciones para la protección y búsqueda del soldado Julio César López, lo cual era su obligación. Al filo de las 22:45 horas del 26 de septiembre de 2014, tras los hechos de violencia en la persecución, se dio la orden de desaparecer a los estudiantes. Su último reporte fue al filo de las 10:00 de la mañana de ese día.

“Y desapareció junto con los otros estudiantes sin que sus mandos hicieran ninguna acción para garantizar su integridad y su búsqueda como lo establece el protocolo para militares desaparecidos. De haberse aplicado (el protocolo de búsqueda) hubiera permitido no solamente proteger la integridad y buscar al soldado, sino a todos los estudiantes”, lamentó.

El funcionario resaltó que gracias a las labores del elemento infiltrado todas las autoridades estatales y municipales estaban al tanto del movimiento de los normalistas y pudieron haber impedido su desaparición, por lo que llegó a la conclusión de que el caso Ayotzinapa fue un crimen de Estado

“La desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos para la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 constituyó un crimen de Estado en el que concurrieron integrantes del grupo delictivo Guerreros Unidos y agentes de diversas instituciones del Estado mexicano.

“Autoridades federales y estatales del más alto nivel fueron omisas y negligentes existiendo elementos de presunción respecto de alterar hechos y circunstancias para establecer una conclusión ajena a la verdad de los hechos”, dijo.