El avión del presidente de Rusia, Vladimir Putin, partió desde Moscú hacia la ciudad de San Petersburgo, luego de la rebelión protagonizada por los mercenarios del grupo Wagner en la región de Rostov del Don y la amenaza hecha por el líder de los paramilitares Yevgeny Prigozhin, de entrar a la capital.

Durante este sábado numerosos informes se han reportando de que el avión presidencial de Putin despegó del aeropuerto Vnukovo de Moscú a las 2:16 pm hora de Rusia y luego se dirigió hacia el noroeste. Según los datos del sitio web de rastreo FlightRadar, el avión llegó al área de Tver -a unos 180 km de Moscú y donde tiene residencia Putin- antes de desaparecer del sistema. No ha sido posible confirmar si Putin estaba en el avión.

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo que es falso que Putin haya abandonado la capital rusa para desplazarse de emergencia a San Petersburgo en medio de la rebelión protagonizada en las últimas horas por el grupo de mercenarios Wagner.

“Putin está trabajando en el Kremlin”, ha declarado Peskov a la agencia rusa Tass después de que el asesor del Ministerio del Interior ucraniano, Anton Gerashchenko, publicara en su cuenta de Twitter un presunto trayecto de uno de los aviones presidenciales de Putin desde Moscú a San Petersburgo.

El país se encuentra en estado de alerta tras la rebelión protagonizada esta pasada noche por el grupo de mercenarios Wagner con su líder a la cabeza, Yevgeni Prigozhin, que ha tomado la ciudad rusa de Rostov, sede del mando militar ruso para el sur, y estaría avanzando hacia la capital rusa.

La operación fue ordenada por Prigozhin tras denunciar la muerte de muchos de sus mercenarios en un ataque del propio Ejército ruso, que el Ministerio de Defensa, enfrentado desde hace meses al líder de los mercenarios, ha desmentido categóricamente.

Putin promete castigo

Putin prometió este sábado castigar la “traición” del jefe del grupo paramilitar Wagner, cuya rebelión contra el mando militar ruso significa una “amenaza mortal” y el riesgo de “guerra civil” para el país en pleno conflicto con Ucrania.

Con traje y corbata negros, semblante serio y tono marcial, el mandatario ruso se dirigió, sin nombrarlo explícitamente, al hombre que lo desafía, Yevgueni Prigozhin: “Es una puñalada por la espalda para nuestro país y nuestro pueblo”, declaró durante un discurso dirigido a la nación.

“A lo que nos enfrentamos es exactamente a una traición. Una traición provocada por la ambición desmesurada y los intereses personales” de Prigozhin, agregó.

Previamente, el jefe de Wagner anunció la toma del cuartel general del ejército ruso en Rostov, centro neurálgico de las operaciones en Ucrania, y aseguró que controla varias instalaciones militares.

“Estamos en el CG, son las 07:30 de la mañana”, afirmó Prigozhin en un video divulgado en Telegram.

“Los sitios militares de Rostov están bajo control, incluido el aeródromo”, agregó.

En su discurso, Putin señaló que la situación en Rostov era “difícil”.

En respuesta a la rebelión, la fiscalía general rusa anunció la apertura de una investigación por “motín armado” contra el grupo paramilitar, cuyos efectivos (25.000, según Prigozhin) se sublevaron tras acusar al ejército ruso de haber bombardeado sus bases.

Las autoridades reforzaron las medidas de seguridad en Moscú, donde se instauró un “régimen de operación antiterrorista”, consecuencia directa de la amenaza de Prigozhin, quien en un mensaje de audio divulgado en Telegram advirtió que sus fuerzas llegarán “hasta el final” y van a “destruir todo lo que se interponga” en su camino.

Según la agencia de prensa estatal bielorrusa Belta, Putin llamó por teléfono este sábado a su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, un aliado cercano, para informarle “de la situación en Rusia”.

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