Las conversaciones de la COP28 en Dubái culminaron con un hito histórico: un acuerdo que compromete al mundo a realizar una transición decisiva para abandonar todos los combustibles fósiles.

El presidente de la cumbre, el sultán Al Jaber de los Emiratos Árabes Unidos, logró un consenso que satisfizo tanto a Estados Unidos como a la Unión Europea, a la vez que mantenía el respaldo de importantes productores de petróleo, como Arabia Saudita.

“Un acuerdo es tan bueno como su implementación. Somos lo que hacemos, no lo que decimos”, dijo Al Jaber. “Debemos tomar las medidas necesarias para convertir este acuerdo en acciones tangibles”.

El acuerdo insta a los países a cambiar rápidamente sus sistemas energéticos lejos de los combustibles fósiles de manera justa y ordenada.

Aunque no detalla la “eliminación gradual” buscada por muchos, sí menciona la transición lejos del petróleo y el gas, fundamentales en la economía mundial durante décadas.

El texto también establece metas ambiciosas para triplicar el despliegue de energía renovable y duplicar la tasa de aumento de la eficiencia para finales de la década.

Sin embargo, la implementación efectiva dependerá de acciones futuras concretas por parte de inversores, consumidores y gobiernos nacionales.

Aunque este acuerdo marca un paso importante hacia un sistema energético con menos emisiones de carbono, su impacto real estará sujeto a futuras medidas concretas.

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